En un ejercicio dinámico, diario y casi contagioso, sigo buscando gente en la gran red de Linkedin que sea a fin a mis intereses para poder conocerlos. Con mucho agrado voy viendo que me aceptan y de esta forma siento que comparten también de alguna manera mis intereses y mi trabajo.
Pero quiero ir más allá, y me pregunto: ¿Para qué son las redes? Sin demora tengo mi primera respuesta al encontrar avisos como “en busca de nuevos horizontes” o “ya no estoy en X y me gustaría ser parte de una nueva Y”. He aquí donde comprendo que la red tiene como uno de sus propósitos poder buscar y cambiar nuestro presente laboral por algo más atractivo si así lo deseáramos.
Sentado en mi sillón de trabajo, mirando el vertiginoso tránsito de la calle, pienso que quiero compartir con mis contactos de la red mi interés de trabajar con ellos, de poner a sus órdenes mi servicio, mi experiencia, mis ganas de contribuir al desarrollo de sus organizaciones, mostrarles con ejemplos y a través de recomendaciones que lo que hago es bueno. Quiero escuchar y ver qué hacen y mostrarles que afuera de los límites de las organizaciones existen nuevas formas de conseguir resultados.
La agilidad del consultor le da un valor agregado a las grandes y medianas empresas y/o a sus áreas específicas como en mi caso al área de la venta.
Vuelvo mi vista a mi laptop y comienzo a escribir, ahora con una nueva motivación: comenzar a estructurar un nuevo plan donde desarrolle una estrategia de venta para poder llegar a mis nuevos contactos despertando esa curiosidad natural en el hombre que hoy cada vez es más difícil de lograr…
Ya les contaré cómo me fue con mi nuevo viaje…
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